Por: Raul Esteban Valencia Gil (Rau Valencia-Gil), Colombia.
La experiencia sin duda alguna es nuestra mayor herramienta conceptual y política; vivir con VIH, transitar a persona no binaria y ser usuarie de drogas me dan las bases para hoy plantearme reflexiones diferentes y distantes al discurso un poco biomédico y limitante de la salud sexual mal acuñada con lo reproductivo; hoy mi lugar de enunciación antes mencionado camina en el horizonte de la salud sexual y recreativa.
Bajo este lente, este caminar llega…
Palabras explícitas para una buena imaginación.
Las sustancias químicas de transformación y revelación posibilitan una ventana a poner los sentidos a una luz no gradual y la apertura de las palabras; es realmente una manifestación de nuestra mente, es una medicina que nos acerca al saber, al curar y tener un acercamiento más próximo a nuestra verdad.
Todo empezó con el acercarse a la maestra de la gestión del placer.
El hongo fue el inicio de lo que sería la experiencia más trascendental del placer y su continuo de posibilidades.
No sé tenía claro, si era el día, la cantidad y que tipo de viaje se deseaba encontrar; sencillamente estaba la disposición al viaje.
Todo empezó con su packer en mi boca, el tamaño era perfecto, sus manos sujetaban mi cabeza y yo sentía el alma más sumisa.
Mis sentidos no me daban claridad de muchas cosas, sé que no percibía mayor luz y me envolvía un aroma sencillamente agradable y lleno de tranquilidad. Me encontraba sentade y mi rostro quedaba exactamente en su zona genital.
Yo no podía verle a la cara pues mi atención estaba allí, no aguanté y deslicé mis manos buscando encontrarme con lo que estaba detrás del packer, ingresé con cuidado y mis dedos se empezaron a humedecer y a tomar una temperatura, mi huella dactilar tocó con el cuidado y la velocidad más mínima, pero recorrí todos sus labios y me encontré con su microfalosomía, era tan suave pero tan dura al mismo tiempo.
Ya mi boca quería inmensamente estar allí y lo mejor es como cuando coges los tubos transportadores de Mario Bros, se toman y estás en otra realidad; así fue, deseo eso y ya mi boca estaba allí, mis labios con los suyos, la punta de mi lengua tocando su microfalosomía y yo el ser más feliz.
Mis oídos tenían otro estímulo y no eran palabras precisamente, sino una especie de respiración muy agitada pero agradable. Una respiración que me decía en clave: estás haciéndolo muy bien y no pares.
De un momento a otro todo su fluido estaba en mi boca y yo lo saboreé disfrutando como cuando uno desea un café durante todo el día y que solo cuando llega a casa se tiene. ¡Se absorbe hasta la última gota saboreando y dejando que su efecto despierte todos los
sentidos, algo más o menos así fue!
Cada gota de líquido que llegaba a mis papilas gustativas era como un activador; no sé de qué, pero me sentía llene de energía, de vitalidad, de luz, de fuego, de paz, de naturaleza; literalmente todo eso estaba dentro de mí y así lo sentía. ¡Qué locura o mejor que apertura!
Y nuevamente se toma o pasa lo del tubo transportador y ya me encontraba en una cama verde pasto que variaba de tonos, algo un tanto loco, pero visualmente muy estimulante.
Me encontraba desnude y me percibí entre segure y vulnerable; una sensación un poco extraña muy similar a otros momentos de mi vida. Vaya sorpresa no me encontraba sole y al no percibirse sole me dio seguridad.
Luego sentí un estímulo en la parte que todos los seres humanos tenemos y que solo algunas pocas personas hemos explorado su lugar de placer.
Poco a poco y lentamente el estímulo fue agrandado al punto que ya no me sentía en una cama sino como levitando, flotando o literalmente en las nubes pero el estímulo de colores seguía, entonces quizás me encontraba en un arcoíris; fue una sensación que no logro poner en palabras pero fue realmente placentera, si tuviera que compararla con alguna otra experiencia sería algo cercano como una experiencia que tuve un tiempo atrás cuando era más joven y practicaba bondage; en una de esas experiencias la otra persona derramó en mi cuerpe la esperma de una vela para masajes de aroma a lavanda y luego froto todo mi cuerpe con esa grasita de la vela, esa experiencia fue llena de estimulación tanto como el sentirme flotando sobre el arcoíris.
Vuelve y juega el tubo transportador. Pero ahora estoy en una mesa en medio de una brisa fría y una luz tenue, frente a mí una pizza y nuevamente no estaba sole, sentía que me apretaban mis muslos y ese apretar me daba cierta seguridad. Yo amo las pizzas, pero está desbordaba cualquiera que hubiera comido, sencillamente me sentía comiendo un manjar de las mismas deidades, aquí las sensaciones estaban en otro horizonte del placer no ese genital sino de ese del cuidado, de ese que es tan complicado de encontrar o construir diría yo. Y así de difícil fue su durabilidad… ¡Corta casi efímera!
Ya asimilo el tubo transportador, no me genera mayor movilidad e incluso lo empiezo a disfrutar. Nuevamente estoy en aquella cama, pero sin los estímulos de colores ya diría que la luz es como aquella que puede generar una luna llena.
Definitivamente ese espacio tiene un vínculo con la desnudez, tenía una sensación de agotamiento, cansancio como de que la batería ya estaba llegando a su final. Mojo mis labios y tomo agua, está fría y altamente estimulante, recargante… creo que esa sensación
debe sentir una persona que se encuentra en estado de deshidratación en un desierto y logra obtener agua.
Todo mi cuerpe tiene estímulos… Frío, calor, ser apretado, ser tocado y faltar la respiración. Por las diosas creo que sentía como aquella tortura sexual que toda la vida me he fantaseado de tener los ojos vendados y que otras personas estimulen mi órgano de placer más grande: » la piel».
Volvió a pasar, pero esta vez no lo percibí (el tubo transportador), ahora me encuentro desnude y no precisamente sole; nos encontramos en una actividad masturbatoria tocando mi falo su microfalosomía, la sincronía era inigualable, ni rápida, ni lenta, ni muy lejos pero tampoco tan cerca, el punto exacto para que solo fuera un roce constante. No quería que esté momento terminara, deseaba realmente que perdurara en el infinito. Pero pasó algo, me sentí mojade como cuando une cae en un lago o una represa.
Me invade una sensación de regocijo, de protección, de calor, de comodidad…
Suena un gallo muy fuerte, me aturde y resulta ser mi despertador; me encuentro en mi cama desnude y un poco mareade.
Bebo agua… pasó unas horas, tomo mi móvil…tomó una fotografía y decido escribir